Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos .
CADA vez que voy manejando por la autopista, trato de comprobar si mi árbol de abedul sigue en su lugar. El árbol está ubicado a quince millas de mi casa. Su corteza blanca y rígida se destaca entre las hojas de un verde intenso y la corteza marrón de los otros árboles.
Como ese árbol de abedul, estamos llamados/as a distinguirnos en este mundo. Tenemos que destacarnos no para llamar la atención hacia nosotros/as, sino para llamar la atención hacia nuestro Salvador. En un mundo en tinieblas, muchas personas están buscando luz. ¿En qué otro lugar las personas van a ver la luz de Cristo sino es en sus seguidores?
De hecho, Dios no espera que vayamos fuera de nuestro país. Dios nos provee el Espíritu Santo y la Biblia para guiarnos. La Biblia nos enseña que el mundo conocerá que somos seguidores de Cristo, no sólo por las palabras que podamos decir al respecto, sino por el amor que le mostremos a otras personas. El amor de Dios nos hará brillar como un abedul entre los sicómoros.
Sr. Travis Mamone (Maryland, EUA)
