Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; .
A finales de abril quité mi última decoración de Navidad. Era un tirador de campanillas tejido que colgaba en la puerta de mi dormitorio. El tirador era un regalo de una amada amiga que tenía cáncer. Mientras Lynne luchaba con los efectos de la quimioterapia, mantenía sus manos y su mente ocupadas tejiendo. Pronto decidí que cada vez que viera el tirador o escuchara el sonido de las campanillas, iba a orar por mi amiga.
Después de la Navidad, mi amiga continuaba enferma, así que dejé el tirador de campanillas en mi puerta como un recordatorio para orar. Mi amiga terminó con el tratamiento de quimioterapia; su cáncer está en remisión ahora y doy gracias por su recuperación. Pero su regalo se convirtió en algo más que una decoración de Navidad: profundizó mi vida de oración.
Ahora que ya no tengo el tirador, dejo que otros sonidos y señales me inspiren a orar. Una hogaza de pan me recuerda dar gracias porque mi familia puede tener alimento. La llama danzante de una vela es una invitación a volver mis pensamientos hacia Dios, que ilumina mi camino. El hallar a Dios en los detalles cotidianos nos acerca a su corazón.
Sa. Sherry Elliott (Tennessee, EUA)
