Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré.
«¿QUÉ pueden hacer con $20.00?», preguntó nuestro pastor durante el momento dedicado a los niños en el servicio de la iglesia. Los niños saltaban tratando de tomar el billete, mientras el pastor lo movía frente a ellos. Después, para asombro de los niños, estrujó el billete, y amenazó con dañarlo y rasgarlo. Finalmente, les indicó que no importaba lo que hiciera con el billete, seguiría valiendo $20.00.
Así ocurre con los seres humanos. Los ataques terroristas, el colapso económico global, los desastres naturales y la enfermedad pueden amenazar con destruirnos. Pero, ¿pueden los peores eventos con los cuales nos enfrentremos destruir nuestro valor? Después de todo, ¿quiénes somos nosotros/as? El Señor dice: «Te llamaré por tu nombre, tú eres mío» (Isaías 43.1). El apóstol Pablo enfatizó que nada «podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús, nuestro Señor» (Romanos 8.39). La Biblia nos dice que no importa lo que ocurra, la última palabra la tiene Dios. Nada que ocurra puede disminuir nuestro valor ante el Dios que nos sostiene.
Sr. John Franklin (Manawatu-Wanganui, Nueva Zelanda)
