Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él .
LA iglesia donde nos congregábamos quedaba en medio de un campamento cristiano. Tenía un caminito de cemento para llegar a la entrada. Un día le dijeron a los niños que cada uno llevara un cartelón con un dibujo alusivo a las cosas del Señor. Uno de los niños pintó una cartelera con el camino que llevaba a la iglesia en un día lluvioso y a los hermanos que iban para el servicio en medio de la lluvia, cubriéndose con paraguas. Fue la mejor cartelera y todos se sintieron contentos. El pastor expresó que había sido el Espíritu Santo el que lo había inspirado para edificación de la iglesia, recordándoles que nada debe impedir que vayamos a la casa del Señor a alabarle.
Jesús mismo le dio un lugar de preferencia a los niños, refiriéndose a ellos como ejemplo de cómo debe ser nuestra condición para poder entrar en el reino de los cielos. Quizás debemos recordar que lo que aprendemos de niño queda en nuestra mente y nuestro corazón. Por eso es que la instrucción en el evangelio debe ser algo especial para nosotros y nuestros hijos. De ello va a depender también la extensión del reino y una vida victoriosa en Cristo Jesús.
Sa. Martha L. Herrera (Barranqilla, Colombia)
