En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación .
CUANDO era más joven, pensaba que era necesario desempeñar un papel importante en la vida de manera que las personas me amaran. Siempre trataba de lucir lo mejor que podía, dedicando horas a mi apariencia externa. Deseaba ser aceptada por cada grupo con el cual tuviera contacto. Pero parecía difícil agradar a quienes me rodeaban a pesar de mis esfuerzos. Como resultado, me sentía más y más insegura, tímida e inaceptada. Desesperada, deseaba señales de otras personas que me mostraran que me consideraban alguien importante.
Pero, mientras estudiaba la Biblia, descubrí la forma en que Dios me evalúa. Al buscar primeramente hacer la voluntad de Dios, me siento menos insegura. Con los años me he sentido más segura de mí misma. Esto fue ocurriendo de una forma natural, a la misma vez que estaba cambiando mis prioridades. En lugar de buscar aprobación de otras personas, lentamente aprendí a extender a otras personas el amor y la aceptación de Cristo. Como consecuencia, me relajé y ya no me preocupaba por mi imagen o mi posición. Transformada por el amor de Cristo, hice muchas amistades simplemente siendo yo misma.
Sa. Helgard Maria Zotter (Ginebra, Suiza)
