Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.
Capitulo 139: 1 al 12
Cuando era niña, en las noches de verano, mis hermanas y yo nos quedamos fuera hasta tarde en la noche, jugando con los niños del vecindario. Un juego favorito era a esconder. Una persona cerraba sus ojos y contaba hasta cierto número, mientras los otros jugadores se escondían. Cuando la persona que contaba abría sus ojos, trataba de hallar ay tocar a los otros jugadores, antes de que llegaran a la zona segura.
Al igual que los niños en el juego, a veces tratamos de escondernos de Dios. El pecado puede hacer que intentemos escondernos por miedo a las consecuencias, o simplemente por que es difícil admitir que pecamos. Cuando estamos avergonzados, quizás queremos evadir la mirada de Dios siempre vigilante; pero Dios ya conoce lo que hemos hecho. Dios conoce nuestros motivos más profundos. En esos momentos podemos orar pidiendo dirección, en lugar de escondernos de Dios con miedo. La Biblia nos dice que Dios responderá. Como dice el salmo 25-12<
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SA. Brenda W.Medlin
