porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir.
Léase Lucas.Capitulo 12:22 al 23
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STABA en la iglesia un domingo en la mañana, pensando en todo el trabajo que tenía que hacer. Aunque estaba feliz de estar allí, no podía quitarme de la cabeza esas preocupaciones. Recién acababa de cumplir con un compromiso importante y sentía temor por los desafíos adicionales que confrontaría en las próximas semanas. Por alguna razón, mi mente estaba obsesionada con estas preocupaciones, y no podía adorar. Seguía luchando para entregárselas a Dios y hallar alivio.
Finalmente, un versículo de la vino a mí: <
que no os angustiéis por el día de mañana, por que el día de mañana traerá su propia preocupación>> (Mateo 6:34). Comprendí que me había obsesionado con mi sentido de responsabilidad y de auto importancia. Entendí que hay cosas que no puedo controlar, y que Dios me ayudaría con mi trabajo en el tiempo propicio. Al soltar mis preocupaciones, pude permitirle a Dios que se encargara de ellas de manera que pudiera adorarle de todo corazón, <<>> (Juan 4:23). Sr. Doug Brown (Illinois, EUA)
