MENSAJE DEL DIA
Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor.
Nuestra vecina vino un día a nuestra casa, justo en el momento en que nos estábamos sentando para la comida. Aunque me sentía incómoda; no obstante, la invité a sentarse. La vecina comenzó a hablar sobre una condición médica seria que estaba enfrentando. Estaba muy preocupada. Podía escuchar al Señor hablando a mi corazón, inquietándome: «No digas que vas a orar por ella. Hazlo ahora. Ora en su presencia». Vacilante, traté de ignorar al Espíritu.
De repente, escuché la palabra que mi hija estaba repitiendo. «¡Ora! ¡Ora!», decía, esperando por mí para dar gracias por su comida. Tomé su mano, ella tomó las manos de la vecina, y dimos gracias por nuestra comida y oramos por esta mujer que ambas amábamos. Al concluir la oración «en el nombre de Jesús», observé que los ojos de mi vecina se llenaron de lágrimas. Yo también contuve algunas lágrimas, esperando que ésta fuera una de muchas oportunidades para compartir mi fe.