En el día de mi angustia te llamaré, Porque tú me respondes.
MI hermana padece de un desorden mental, cuyas síntomas incluyen cambios en los estados de ánimo y sicosis. A pesar de los medicamentos y de las visitas al siquiatra, sigue teniendo períodos de cambios drásticos en sus estados de ánimo. Como miembros de su familia, tenemos que cuidar de ella, y eso nos ha provocado mucho sufrimiento en sus momentos difíciles.
Con los años, he desarrollado una total confianza en el Señor. Cuando mi hermana parece estar fuera de control, me arrodillo junto a mi cama y oro intensamente. Al comprender que durante esos momentos de agonía no hay medicamentos que le ayuden tanto como ella necesita, también oro por que el Señor la sane y para que me dé sabiduría para comunicarme con ella en el momento indicado. A menudo, después de un momento, mi hermana se calma, y el efecto de esos episodios es usualmente mejor de lo que espero.
Como hijos/as de Dios, somos bendecidos al saber que Dios escucha nuestras oraciones. A veces nos podemos atemorizar cuando hay una crisis. Sin embargo, si clamamos, hallaremos que Dios siempre está presente para ayudarnos y darnos paz.
Sa. Doris Yeung (Samut Prakan, Tailandia)
