Si yo subiera a las alturas de los cielos, allí estás tú; y si bajara a las profundidades de la tierra, también estás allí..
MIENTRAS estábamos de jira turística, mi esposo y yo visitamos una mina de carbón. Descendimos sólo 300 pies en la mina, pero aún así sentimos intensamente la experiencia de estar completamente aislados en el húmedo y frío subterráneo. El guía apagó las luces de manera que pudiéramos sentir la fuerza opresiva de la oscuridad total.
Mientras todavía estábamos dentro de la mina, el guía encendió la linterna en su casco protector. Cuando lo hizo, me percaté de algo que salía de una viga de madera en el techo del pasadizo. Una mirada más de cerca reveló tres hongos blancos. ¡Vida, aún aquí!
Al reflexionar en la experiencia, comprendí que aun en las profundidades de la tierra, Dios está presente. ¡Que pensamiento tan consolador! No importa donde estemos, ya sea sobre, en o bajo la tierra, nunca estamos solos/as. Dios siempre está con nosotros/as.
Sra. Sue Gordon (Ontario, Canadá)
Oración:
Gracias, amado Señor, por mostrarnos señales de tu presencia, por confirmarnos que siempre estás con nosotros/as y por darnos fe de forma tal que cualesquiera sean nuestras circunstancias, podamos permanecer en tu amor. Amén.
){kind=link}