Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
UNA mañana me fui con mis dos perritos a caminar al parque. Como estaba embarazada me cansaba con facilidad, así que me senté a descansar. Tres personas que iban caminando detrás de mí me pasaron por delante y se adelantaron a mí. Noté que una pareja sostenía en sus manos bastones hechos en casa. Después de un rato, continué mi caminata.
De repente, noté que dos perros se acercaban a atacar a mis perritos. Recordé la pareja con sus bastones, así que los llamé y les pedí que me dieran protección. El esposo, prontamente, levantó su bastón y se lo enseñó a los perros que estaban a punto de atacar a los míos. Los perros vacilaron, pero no se fueron. El señor, una segunda vez les mostró el bastón. éstos lo miraron y rápidamente se marcharon.
Por años, cuando oía este versículo pensaba en cómo una vara que se usa para corregir y dirigir podía dar aliento. Esta experiencia aclaró mi pensar. Ahora entiendo que la vara del Pastor, no sólo se usa para dirigir o corregir, sino también ahuyenta el peligro que nos asedia. Dios me ayudó a ver cómo su vara nos infunde aliento ante el peligro.
Sra. Melisa Traverzo-Jiménez (Tennessee, EUA)
Oración:
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