Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
CUANDO conocí a mi amiga Jan hace muchos años, era una de las personas más agradables que había conocido, pero no conocía a Jesucristo. Una de las bendiciones en mi vida ha sido el ver la transformación que ha tenido lugar desde que Jan conoció a Cristo como su Salvador personal. Una de las herramientas que ha utilizado para crecer como cristiana es El Aposento Alto. Nuestra broma es decir que cada meditación diaria fue escrita con nosotras en mente: «No sé lo que dice tu Aposento Alto hoy, pero el mío definitivamente fue escrito especialmente para mí». Recientemente, en mi cumpleaños, lo disfruté de forma especial porque el motivo de oración era por «quienes celebran su cumpleaños hoy».
Aunque Jan y yo bromeamos sobre esto, la verdad es que Dios conoce lo que necesitamos cada día. Dios habla a cada uno de nuestros corazones a través de las palabras que leemos, la sonrisa de un desconocido y muchos otros encuentros. Necesitamos sólo estar receptivos/as al Espíritu Santo y conscientes de las «coincidencias» que ocurren en nuestras vidas para escuchar a Dios hablarnos o para ver su mano obrando.
Sra. Donna Heizer (Kentucky, EUA)
