Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.
DESPUÉS de procurar caminar con Cristo por años, llegué a un lugar en mi jornada espiritual donde las dudas se volvieron obstáculos en mi camino. Me encontré preguntándome a mí misma si lo que he creído toda mi vida era de hecho cierto.
Mi mente y mi corazón estaban llenos de preguntas.: «¿Es la Biblia realmente la palabra de Dios?», «¿Realmente Dios me ama incondicionalmente?». Estaba desesperada por creer nuevamente pero, como el padre en Marcos 9.24, tuve que aceptar que necesitaba que el Señor me ayudara con mi incredulidad. Mis esfuerzos no quitarían estos obstáculos a mi fe.
Con un título avanzado en ciencias, siempre había dependido de mi habilidad para razonar. Sin embargo, al sentirme abrumada por la duda aprendí una lección de humildad: hay algunas cosas que simplemente no puedo entender. ¿No es eso de lo que trata la fe, de creer en algo que está más allá de nuestro poder de observación y razonamiento?
Como el padre descrito en Marcos 9, tuve que llegar a la desesperación para clamar: «¡Ayúdame a creer más!» (Marcos 9.24), y misericordiosamente Dios ha respondido a mi clamor.
Sra. Diane Chambers (Nueva Jersey, EUA)
