MENSAJE DEL DIA
Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad.
CUANDO me despierto en la noche, mi mente a veces está llena de preocupaciones. Es entonces que mi desfile de problemas me impide volver a dormirme. Los eventos del día pasan por mi mente nuevamente, interrumpiendo mi sueño.
Son las dos de la madrugada y la batalla que ruge en mi mente se ha tornado ahora en una lucha por dormir.
Pero, me rindo finalmente, y comienzo a orar. He aprendido a ser específico y directo en orar por cada situación que me preocupa. Una a una, cada preocupación en el desfile de problemas desaparece con las palabras: «Hágase tu voluntad y no la mía». En lugar de aferrarme a mi sabiduría y a mis soluciones humanas, me imagino entregando cada problema en las manos de Dios. Intencionalmente «echo todas mis ansiedades sobre Dios porque él tiene cuidado de mí» (1ª de Pedro 5.7). A veces, antes de terminar la lista, ya estoy dormido.
En la mañana algunos de los problemas regresan a la mente. Cuando eso ocurre, me recuerdo a mí mismo a menudo y en oración, que los he depositado en las manos de Dios.
Sr. Timothy J. Nadeau (Nuevo México, EUA)