No tengas miedo, pues yo estoy contigo... yo te sostengo con mi mano victoriosa .
PARECÍA que Dios guardaba silencio frente a mi enfermedad. Ya llevaba dos semanas con intensos dolores y fiebre. No podía dormir, no podía descansar. Ningún medicamento parecía hacer efecto. Ninguno de los tratamientos dados por dos diferentes médicos daban resultados.
En medio de esta situación, mi esposa decidió que teníamos que ir al servicio de urgencia. Fui llevado al servicio de urgencia del hospital y los médicos dijeron que estaba a punto de que la infección que tenía, pasara a mi sangre llevándome a la muerte. Me llevaron de inmediato al pabellón para operarme. Al día siguiente comenzó mi recuperación. Muchas personas oraron por mí, me llamaron y visitaron. Mi esposa e hija fueron mi especial apoyo.
Sin embargo, quien se reveló, de manera especial, en esta dura etapa de mi vida fue mi Señor. Él estuvo a mi lado cuando los tratamientos fallaban. Él estuvo allí cuando los medicamentos no actuaban. Estuvo en medio de mis fuertes dolores y en medio de mis altas fiebres. Él estuvo en mi operación y posterior restauración. Sigue estando a nuestro lado, robusteciéndonos, ayudándonos y sosteniéndonos con su mano victoriosa.
Sr. Luis Hidalgo Ruíz (Temuco, Chile)
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