¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas....
DIOS le dijo a Jonás que proclamara la destrucción de Nínive, la capital de Asiria. Cuando Jonás proclamó el mensaje, toda Nínive ayunó y oró. Al escuchar que se habían arrepentido y Dios había tenido misericordia, Jonás se enojó pues quería que el juicio de Dios cayera sobre Nínive.
Cuando las personas escuchan que soy de Asiria, algunas preguntan: «¿Como en la Biblia?». ¡Así es! En los tiempos antiguos los asirios se deleitaban en amedrentar a otros reinos. El juicio de Dios eventualmente cayó sobre Asiria, pero Dios sigue teniendo misericordia. En el presente los asirios somos muchos, fue una de las primeras naciones en aceptar el evangelio y sigue adorando a Cristo. Por eso, hemos resistido persecuciones a través de los siglos. Los asirios podemos agradecerle a Dios por presionar a Jonás a avisarle a Nínive.
¿Hay alguien en nuestras vidas que, al igual que Jonás, queremos que Dios condene? Dios nos pide que le mostremos misericordia, echando a un lado nuestros resentimientos. Quizás nuestro amor obediente es lo que Dios va a utilizar para ayudar a que alguien halle vida en Cristo.
Sa. Sabrina Savra (Illinois, EUA)
