Os digo que, si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos por su importunidad se levantará...
CUANDO mi amiga y yo estábamos de vacaciones, a menudo nos sentábamos frente al lago mientras almorzábamos. Un día, cuando nos sentamos a comer, apareció una familia y su hermoso perro Labrador. El perro encontró un palo e hizo claro que quería que lo lanzaran al lago para poder buscarlo y nadar al mismo tiempo. El perro continuó siguiendo al hombre y poniendo el palo a sus pies. Después corría de un lado a otro entre el hombre y el lago. Cuando eso no funcionó, el perro colocó sus patas delanteras en las piernas del hombre. Desesperado, comenzó a ladrar y, finalmente, su amo respondió. La importunidad y la persistencia funcionaron.
Como nos dice la Biblia, la importunidad también funciona en las relaciones humanas. El amigo persistente finalmente obtiene lo que necesita. El observar la persistencia del perro esa tarde me hizo pensar: ¿No debo ser tan persistente e impertinente cuando estoy orando por amistades y familiares? El versículo 9 de Lucas 11 dice: «Llamad, y se os abrirá». El modelo de la Biblia me sugiere que debo ser persistente y arrojada en mis oraciones.
Sra. Janet Walker (Buckinghamshire, Inglaterra)
