Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; .
EN una intersección congestionada de la ciudad, mi esposa y yo esperábamos para cruzar la calle. Presioné varias veces el botón con la señal que indica que los peatones pueden cruzar.
«¿Por qué hiciste eso?», preguntó mi esposa. «Una vez es suficiente. No vas a acelerar nada al hacerlo una y otra vez».
«Lo sé», respondí, «pero me hace sentir mejor».
Su pregunta me hizo pensar en uno de mis propios: «¿Por qué?». La Biblia nos anima a orar con confianza, sabiendo que nuestras peticiones son escuchadas. Pero también nos dice que oremos sin cesar. Me he preguntado por qué, pero he llegado a la conclusión de que la oración está dentro del ámbito del misterio. Sin embargo, trato de entender.
La oración es tanto para mí como para Dios. Aunque me gustaría pensar que el mundo es diferente porque oro, sé que todo lo que puedo hacer es confiar en Dios y orar con fe. Cuando oro, no sólo me siento mejor, sino que soy transformado por la experiencia. A veces me niego a orar por un problema. Cuando al fin oro, Dios me ayuda a entender el problema. Entonces, el mundo luce diferente porque yo he cambiado, y me siento más seguro de dejar a Dios las respuestas finales.
Sr. Bill Adams (Queensland, Australia)
