El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
LOS niños se divierten soplando los filamentos del diente de león (genus Taraxacum). A veces los niños se decepcionan cuando la diversión termina; quieren los filamentos de vuelta en una pieza de manera que puedan vivir la experiencia nuevamente. Pero ningún pegamento puede armar nuevamente un diente de león en la manera que fue creado. Esta dispersión del diente de león ocurre por una razón: esto maximiza las probabilidades de que una de las semillas halle un lugar propicio para echar raíces, y continuar así el ciclo de vida. El simple acto de dejar ir y permitir que las fuerzas de la vida lo impulsen es una parte integral de la vida de los dientes de león.
Cuando la vida nos lleva en nuevas direcciones o nos impulsa a una nueva etapa, a menudo nos afectamos. El miedo a lo desconocido nos abruma, evitando que gocemos de la vida en toda su abundancia. Sin embargo, Dios nos llama hacia nuevos horizontes, nuevas aventuras y nuevos caminos. En ciertos momentos nos podemos sentir como si nos deshicieran, así como los dientes de león. Sin embargo, Dios nos tiene un lugar preparado donde podemos echar raíces y florecer.
Sra. Meg Mangan (Nueva Gales del Sur, Australia)
