Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él.
ANOCHE hice una ensalada de pollo que se ganó los elogios de mis amistades. Mi hijo corrió a la cocina, preguntó qué teníamos para la cena y rehusó probar el plato especial.
«Pruébalo, a ver si te gusta», le dije. «No fundamentes tu opinión en la apariencia, en lo que piensas sobre los ingredientes o en cualquier otra cosa. Pruébalo por ti mismo».
Más tarde, mientras meditaba en el Salmo 34.8, pensaba en la ensalada de pollo y la reacción de mi hijo sobre ésta. Casi de la misma forma, algunas personas rehusan probar la religión, basando su opinión en lo que escuchan o en lo que piensan sobre alguien que es religioso.
No tenemos que depender de lo que otras personas dicen sobre Dios ni aprendemos de Dios sólo al leer la Palabra, cantar himnos o escuchar sermones. Cada uno de éstos es valioso, pero Dios nos llama a dar otro paso, un paso del conocimiento a la relación. Desarrollamos una relación con Dios al dedicarle tiempo, y a través de la oración. A medida que le hablamos a Dios sobre nuestras vidas y le conocemos personalmente, comprobaremos que «el Señor es bueno».
Sa. Cathy Wesolek (Indiana, EUA)
