Ven, Señor, ¡salva mi vida!, ¡sálvame, por tu amor! .
POR muchos años pude decirle a otras personas que Dios me había bendecido con buena salud. En el 2005 me diagnosticaron cáncer. Por ser alguien que sólo había padecido pequeñas enfermedades, el cáncer me provocó un impacto fuerte.
Durante todo mi tratamiento de cáncer, muchos de mis amigos oraron por mí. Experimenté algunos momentos de ansiedad, pero siempre estuve consciente de que las personas que me amaban estaban orando por mí y pidiéndole a Dios que me sostuviera. Comencé a comprender que continúo teniendo la más grande de las bendiciones- el amor incondicional de Dios, demostrado a través del apoyo de seres queridos y amistades.
Actualmente me siento bien y he vencido mi batalla contra el cáncer. Pero si las cosas no hubieran ido bien, o si el cáncer regresa en el futuro, continúo teniendo la bendición del amor de Dios por mí, no importa lo que ocurra.
Ahora simplemente le digo a otras personas que Dios me ha bendecido con un amor que es más grande que cualquier lucha con la cual me pueda enfrentar.
Sr. Glen Graham (Louisiana, EUA)
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